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“Ideas humanistas para los nuevos tiempos”, es la denominación de una nueva publicación de la Universidad Miguel de Cervantes (UMC) en alianza con la Fundación Universitaria Española, texto que fue recientemente publicado y presentado en España. Este libro es producto de un trabajo sistemático centrado en reflexiones sobre la vigencia del pensamiento humanista de raíz cristiana que ha llevado adelante la UMC en los últimos años. En el acto de lanzamiento en Chile, participó como oradora principal, la ex Parlamentaria y ex Ministra de Educación Sra. Mariana Aylwin Oyarzún, además de sus editores y co-autores Sr. Gutenberg Martínez Ocamica, Rector de la UMC y Sr. Jorge Maldonado Roldán, Vicerrector de Comunicaciones y Vinculación con el Medio de la misma universidad.
En efecto, los artículos que conforman esta publicación, fueron escritos por sus autores, en el marco de dos instancias organizadas por la UMC junto a otras entidades de prestigio, a saber, los “Encuentros Internacionales Oswaldo Payá Sardiñas: Reflexiones sobre la vigencia del Pensamiento humanista cristiano” y la “Red Nuevo Pensamiento Democrático”. Ambas instancias, han reunido a un importante número de intelectuales, académicos y líderes de opinión de América Latina y Europa, que han sido convocados para abordar un conjunto de temáticas relevantes del escenario global.
Para el Rector Gutenberg Martínez, el libro pretende abrir reflexiones temáticas diversas y es una invitación a enriquecer la visión del humanismo de inspiración cristiana, ayudando a discernir e incorporar nuevos aportes que proyecten un pensamiento que debe asumir las nuevas realidades del mundo global.
Los artículos del libro constituyen una recopilación de contenidos temáticos que, en su conjunto, presentan una visión sistematizada y coherente, en temas tales como: “Humanismo cristiano y cultura del encuentro” escrito por Enrique San Miguel Pérez; “El pueblo como sujeto, una aproximación al pensamiento de Mario Bergoglio SJ”, escrito por Rodrigo Guerra López; “Estado, mercado y comunidad”, de Gutenberg Martínez Ocamica; “La ética mundial: un objetivo urgente a liderar por los humanistas cristianos”, escrito por Jorge Maldonado Roldán; “La economía social de mercado, una respuesta humanista al poder de los mercados”, de Josep Durán i Lleida; “La actualidad espiritual y cultural de la Reforma Protestante”, de Manfred Svensson, entre otros.
Mariana Aylwin Oyarzún, Ex Parlamentaria y ex Ministra de Estado.
En su comentario la ex Ministra Mariana Aylwin manifestó su satisfacción después de leer el libro., señalando que se trata de “un texto de fácil lectura con ponencias muy estimulantes”. También indicó que “La globalización abre un mundo de oportunidades, pero genera nuevos problemas…..la configuración de un nuevo orden mundial provoca que los liderazgos se debiliten, las instituciones no logran adecuarse al nuevo escenario, las sociedades se polarizan y la política pierde su crédito”.
Los chilenos, agregó Mariana Aylwin, pertenecemos a una tradición que se ha cimentado sobre una cultura autoritaria y cristiana, y esto nos otorga una identidad. También somos hijos del liberalismo y de una democracia, que al contrario del mundo anglosajón, se expresa más desde el Estado que desde la sociedad. Ello permeó una cultura humanista cristiana que se expresó más allá de gobiernos y mayorías políticas que, durante el siglo XX, tuvo una influencia solo comparable a las de los partidos social cristiano europeos después de la Segunda Guerra Mundial, de la caída del muro de Berlín y el derrumbe de la Unión Soviética y los socialismos reales.
Del texto de Enrique San Miguel, Mariana Aylwin destaca la idea de humanismo cristiano y la cultura del encuentro, desde donde el autor sostiene que la concordia y la construcción de consensos, han sido vitales para salir de coyunturas difíciles. En este sentido el humanismo cristiano y el humanismo laico, hacen un aporte fundamental a la democracia y al desarrollo de los pueblos desde el encuentro de un proyecto común.
Respecto al planteamiento del filósofo mexicano Rodrigo Guerra en que distingue los conceptos de pueblo y ciudadanía”, ella sostiene que la acepción de pueblo, alude a una continuidad de tradición e historia, que remite al sentido de pertenencia de una comunidad. En cambio ciudadanía, es una relación racional entre el Estado y la persona que delimita los espacios de lo privado y lo público. En esta materia, indica la ex Ministra, hay una vertiente por profundizar en los humanistas cristianos, para centrarse más en el pueblo, que constituye su ethos más propio..
Al hablar del principio de subsidariedad, Aylwin indica que “en los humanistas cristianos falta coraje y argumentos nuevos para defender la participación de la sociedad civil, desde lo privado, al servicio del bien común”. Para ella, “la economía social de mercado tiene que subsanar la cuestión de la subsidiaridad para ser una respuesta real y concreta a los problemas de Chile”. Y se pregunta “¿cómo se manifiesta la solidaridad y la subsidiaridad en este tiempo? En la búsqueda de esta respuesta, los humanistas cristianos deben profundizar mucho más la reflexión y la discusión, saliéndose del puro “deber ser”, para alcanzar el encuentro y la búsqueda de respuestas compartidas.
Y se pregunta: ¿sigue vigente la opción por los pobres o hay que cambiar el eje a una “clase media protegida” con derechos universales?. ¿Quiénes son los pobres hoy día? Pues bien, Aylwin cree que “los humanista cristianos nos hemos olvidado de los pobres y hemos puesto nuestra energías en la institucionalidad, cuestión que se comió todo lo demás”.
También agrega que es evidente que en nuestra cultura existe y está presente aquello que deshumaniza y materializa al ser humano, sin perjuicio que hoy está mucho más presente en nuestra cultura la cuestión de la autonomía de las personas. Esta es una tremenda conquista de la que casi no se habla.
También existe hoy, un ánimo mayor de sociabilidad. Se debe mirar con más atención este tema, en un tiempo en que las instituciones están todas cuestionadas. Sin embargo, la gente quiere participar más. Al respecto dice: “no se avanza predicando respecto del deber ser del cristiano, sino que hay que dar más testimonio, ser más consecuente, transmitir más y tomar más conciencia de los problemas reales de nuestra sociedad”.
Respecto del tema del cambio cultural, sostiene que “se debe aceptar su debate sin transformarnos en una minoría que impide que se hagan cambios”. Hay que construir con una mirada más optimista y esperanzadora. “El gran adversario en estos tiempos está representado no por individualismo, sino que por el populismo. En ese sentido, los políticos humanistas cristianos tienen ante esto, una gran responsabilidad”.
En su reflexión final señala, que la tarea es que “nos hagamos cargo del Bien Común para nuestra sociedad y de la modernización, sin dejar de hacernos cargo de las personas que se quedan al margen de este proceso”.
Gutenberg Martínez Ocamica, Rector de la Universidad Miguel de Cervantes
El Rector Gutenberg Martínez Ocamica destacó el texto y el lanzamiento del mismo, como una invitación a pensar, a reflexionar, a salir de las coyunturas y examinar el pensamiento humanista y cristiano como una cuestión central. La Universidad Miguel de Cervantes está inspirada en esos principios y realiza un esfuerzo sostenido en la difusión de sus ideas.
En su reflexión el Rector Martínez sostiene que la acción pública requiere contenido. “Somos parte de una cultura en la cual creemos en la necesaria relación entre el pensamiento y la acción”. Apropósito de esto, recordó las palabras del Cardenal Echegaray “…esto es necesario para ayudar a reflexionar a los que actúan y ayudar a actuar a los que reflexionan…”.
“Nos asiste la convicción, indica el Rector, de que el humanismo y su centralidad en la persona es indispensable para entender las reales desafíos y ser capaces de responder a ello”.
Para Gutenberg Martínez, el humanismo cristiano se quedó en la rica tradición filosófica del personalismo comunitario del siglo XX, no ampliando ni recogiendo en sus fuentes la valiosa creación de las últimas décadas. En esta línea, “no se ha seguido la actualización de las ideas de la economía social de mercado; de las ideas del humanismos cívico; revisar con mayor profundidad las ideas del comunitarismo anglosajón o el republicanismo de Arens o Cortinas; o la doctrina de los derechos humanos y las luchas contra las dictaduras en América en las ideas de Monseñor Romero o cristianos comprometidos como Oswaldo Payá; o las ideas de la sociedad del vacío o las veintiún mil lecciones para el siglo XXI. En esta idea destaca la claridad del Papa Benedicto XVI que propone que el aterrizaje de la centralidad de la persona tiene el riesgo de quedarse en el deber ser teórico y no en una norma personalista de la acción de los humanistas cristiano.
Destaca además la creación hispanoamericana del humanismo cristiano que en el texto está representada por San Miguel, León, Durán i Lleida y Guerra. Finalmente destaca el gran aporte del Papa Francisco en la actualización de la cultura del encuentro.
Todos ellos reivindican la necesidad de tener un norte, un camino y afirma que: “Asumir la necesidad del Estado y del mercado no debe implicar la preponderancia ni su monopolio en términos de la estructura de la sociedad…”. Y agrega la necesidad de ”re-posicionar la comunidad como un concepto y las comunidades como dimensión sociológica y vivencial”.
También resulta imprescindible, ”Discutir sobre el aporte de la línea protestante, como realidad en la sociedad, en el aporte teórico de la autonomía que realizan, y de la comunidad, como a su vez de la dimensión social y espiritual del individuo”. “La superación de alternativas excluyentes entre católicos y protestantes entre la salvación por la fe o la salvación por las obras…o el concepto de tolerancia asociado a un minimalismo social o doctrinal que de acuerdo a los tiempos si se asocia con la fraternidad, el diálogo y la paz, constituye una caracterización de una ética relacional en la sociedad…”
Jorge Maldonado Roldán, Vicerrector de Comunicaciones y Vinculación con el Medio UMC
Para Jorge Maldonado, “el humanismo de inspiración cristiana está hoy bajo el asedio y cuestionamiento de visiones que se sostienen, por un lado, en una concepción materialista de la historia y la persona humana, y aquellas otras que se agotan en el individualismo, el pragmatismo, el consumo y la libre competencia del mercado. Si a eso sumamos las dinámicas y tendencias propias de la globalización, el cuadro se hace aún más complejo”.
Maldonado sostiene que, “justificar hoy la vigencia del humanismo cristiano no es solo una cuestión de urgencia teórica o filosófica, sino además y principalmente, un reto a su verdadera capacidad de trasformar el mundo. Es decir, el desafío prioritario de hoy es eminentemente ético”.
“Las viejas generaciones en contacto con las nuevas, las califican de impuntuales, flojos, apáticos, ambiguos, apolíticos, acríticos, híbridos…y sin embargo, ellos se califican a sí mismos en perfecta unidad de sentido. Los jóvenes tienen un amplio espacio abierto a la espiritualidad y la trascendencia, manifestada de las más diversas formas, pero espiritualidad al fin. Los jóvenes están buscando lo que Santo Tomás llamaba el “Bonum arduum tangible”, es decir, un bien arduo, difícil de conseguir, pero concreto, creíble.”
Jorge Maldonado está convencido que “hay que volver a pensar las ideas del humanismo cristiano a la luz de las realidades que enfrentamos. Las recetas antiguas ya no son útiles para entusiasmar a las nuevas generaciones.”
La acción política, sostiene Maldonado, “es otro ejemplo de como las cosas comienzan a cambiar. Los partidos políticos de vieja factura, burocráticos, de estructuras rígidas, alejados de la gente, conformados por grupos de poder que han perdido todo signo de fraternidad, de liderazgos autoritarios, de lógicas clientelares y de discursos doctrinales que tienden a pontificar, pierden fuerza y adeptos. A muchos de ellos, sus éxitos pasados, les impiden ver la realidad presente y hasta pensar el futuro.”. “Hoy resultan más amigables y coherentes, expresiones políticas más livianas, con declaraciones éticas nítidamente humanistas, atentas e involucradas con las necesidades de las personas, dispuestas al diálogo sin condiciones, receptivas a acoger las diferencias, con líderes orientados a la causa que proclaman y que no priorizan su beneficio personal.”
Finalmente Jorge Maldonado sostiene que “estas comunidades que no carecen de vocación de poder, configurarán su acción respondiendo a la realidad que enfrentan y tendrán el diseño que sus propios integrantes definan, a partir de un ejercicio democrático interno enriquecido con el aporte de todos”.
Y concluye diciendo que “Con todo lo dicho, el humanismo cristiano, sigue bebiendo y alimentándose de la misma fuente de siempre, solo que hoy se ve enfrentado al juicio severo y rotundo de quienes no perdonan no vivir como pensamos”.
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