Con una cálida bienvenida en nombre de la Universidad Miguel de Cervantes se inauguró el XII Encuentro Internacional Oswaldo Payá Sardiñas, bajo el lema “Reflexiones sobre la vigencia del pensamiento humanista cristiano”.
La jornada reunió a autoridades, académicos, invitados internacionales y estudiantes en torno a un espacio de diálogo fecundo que, por doce años, ha buscado reflexionar sobre el humanismo cristiano como inspiración para una sociedad más justa, inclusiva y solidaria.
Durante la apertura, se saludó especialmente a la rectora Marigen Hornkohl Venegas, al presidente de la Junta Directiva, don Gutenberg Martínez, a los invitados internacionales Vilmar Da Silva (Brasil) y Pablo Mieres (Uruguay), así como a la señora Ofelia Acevedo, viuda de Oswaldo Payá, quien acompañó la ceremonia desde la distancia.
Un humanismo cristiano para los desafíos de nuestro tiempo
En su discurso inaugural, la rectora Hornkohl subrayó la importancia del encuentro como un espacio de diálogo profundo y respetuoso, donde la reflexión académica, la experiencia personal y la visión compartida permiten fortalecer una cultura democrática basada en el respeto, la ética y la colaboración entre personas y comunidades.
Ante los desafíos de un mundo marcado por transformaciones vertiginosas —avances tecnológicos inéditos, tensiones democráticas, crisis medioambientales y dilemas éticos globales—, la rectora destacó que el pensamiento humanista cristiano ofrece hoy una orientación fecunda y renovada, recordándonos que “el ser humano no se reduce a su dimensión técnica o racional: somos también emoción, espiritualidad, historia y comunidad”.
Asimismo, advirtió sobre el riesgo de un progreso sin fundamento ético, enfatizando que “sin una comprensión profunda de la dignidad humana, el desarrollo puede avanzar a costa de lo humano”. Frente a ello, sostuvo que el humanismo cristiano articula fe y razón, cultura y trascendencia, conocimiento y servicio, contribuyendo a orientar los procesos sociales y tecnológicos con sentido de justicia y bien común.
La rectora también destacó el compromiso de la Universidad Miguel de Cervantes con una educación inclusiva y transformadora, señalando que “más del 74% de nuestros estudiantes tienen más de 30 años y un 76% trabaja mientras estudia”. Este perfil, dijo, impulsa una opción institucional ética y humanista, que reconoce a cada estudiante como “un sujeto pleno de dignidad, historia y potencial, llamado a aportar responsable e integralmente al bien común”.
La fuerza de las ideas y los valores
El discurso de cierre estuvo a cargo del presidente de la Junta Directiva, don Gutenberg Martínez, quien compartió una serie de reflexiones sobre el sentido universitario del encuentro y el legado de Oswaldo Payá.
Martínez destacó que el deber ser de una universidad es “pensar y reflexionar en comunidad”, y que este encuentro encarna ese espíritu, al ofrecer un espacio donde convergen el testimonio ético de Oswaldo Payá, la tradición del humanismo cristiano y la búsqueda de pensamiento crítico. En un mundo “duro y polarizado”, marcado por guerras y divisiones, señaló, este espacio reivindica la fuerza de las ideas, de los valores y de los principios como respuesta frente a la fragmentación contemporánea.
Subrayó además que el humanismo cristiano no se opone al progreso ni a la modernización, sino que busca conquistarlos desde la fuerza de la reflexión, el diálogo y la ética. “No se trata de resistirse al cambio —afirmó—, sino de orientarlo desde los valores que dignifican al ser humano.”
Martínez valoró también el encuentro intergeneracional e interdisciplinario entre académicos consagrados y jóvenes investigadores, destacando que el pluralismo y la apertura intelectual son rasgos esenciales de la identidad universitaria y de la inspiración humanista cristiana.
En su intervención, compartió además una anécdota significativa: un estudiante que, tras conocer el programa del encuentro, se interesó por el pensamiento del cardenal John Henry Newman, descubriendo dos frases que —dijo Martínez— resumen el espíritu de la reflexión universitaria: “Vivir es cambiar, y ser perfecto es haber cambiado muchas veces.”
“Esa es la esencia del pensamiento humanista cristiano”, concluyó. “El ser cristiano implica una profunda y permanente visión renovadora. Solo el diablo es conservador, y ni somos diablos ni aspiramos a serlo.”



